SOBRE CAMARADA NORAH: TESTIMONIOS DE MILITANTES DEL PCP
I
La conocí en Huamanga, ciudad capital del departamento
de Ayacucho. Cruzaba la Plaza Sucre conversando con su amiga cuzqueña, Nilda.
Iban, entre risas y gestos de alegría a la Universidad San Cristóbal de
Huamanga, en las aulas de la facultad de Ciencias Sociales donde, la Cátedra de
Ciencias Sociales, era ejercida por el Dr. Abimael Guzmán Reinoso.
En un mediodía del mes de mayo de 1964 me vi,
sorprendido por el ingreso de las dos jóvenes a la oficina donde yo había
empezado a trabajar. Las saludé, un tanto turbado y, puesto de pie, hice el
ademán y el gesto apropiado para invitarlas a sentarse. Como no accedieron a
tal invitación, me quedé de pie. Ambas me miraron, sorprendidas también, y se
sonrieron muy juvenilmente. Luego de una muy breve y juvenil risilla, se
sentaron. Conversamos algunos minutos y expresaron alternándose:
—Yo soy Augusta La Torre.
—Y… mi nombre es Nilda Atanacio.
Me ofrecieron su atención y ayuda en la que, como
alumnas de la Universidad, podría yo solicitarlas. Y se fueron.
Aquella fue la primera vez que conocí la sencillez y
afabilidad de la joven que, años después, sería la camarada Norah. Las acompañé
a bajar las escaleras del segundo piso del “Antiguo” —así lo llamaban— “Edificio”
de la Universidad hasta el gran portón que daba a la Plaza de Armas de
Huamanga. Y se alejaron sin dejar de volver la mirada hacia el lugar donde yo,
con una sonrisa y una mano en alto les decía “hasta pronto, hasta siempre…”
II
En 1969 estuve por unos días en Huamanga. Se trataba de que
había sido invitado a una Convención de artistas del ‘Teatro Peruano’. El
evento tenía como sede el “Auditorio de la Universidad Particular Católica de
Huamanga”. Esa nueva institución universitaria se había fundado —claramente—
para contrarrestar la influencia política de la Universidad San Cristóbal de
Huamanga.
En aquella oportunidad me alojé en una casa ayacuchana
donde vivía un compañero huamanguino. Y me di con una gran sorpresa: de una
segunda habitación vino a saludarme el Dr. Abimael Guzmán. Fue un reencuentro
muy emotivo. Con muchas preguntas, de mi parte, respecto al trabajo político y
al avance del PCP en aquella Región. Fue muy importante para mí, la maestría
con que el Dr. Guzmán atendía mis preguntas y corregía mis opiniones, no claras
o erróneas.
En la siguiente mañana salí hacia la Plaza Sucre y, en
la puerta del antiguo local de la Universidad San Cristóbal, me encontré con la
compañera Augusta La Torre. Luego del emotivo saludo (de mi parte) ella me
convocó a una reunión del trabajo político del PCP. Muy emocionado asumí tan
importante convocatoria. En las horas que faltaban para asistir a la reunión,
me encontré con varios profesores de la Universidad. Me invitaron a almorzar.
La comida y los vasitos de vino fueron un tanto abundantes. Error. Cuando me
levanté para darme prisa hacia la reunión, me di cuenta que estaba mareado. No
caminaba sino haciendo “eses” y, además, que estaba oliendo a licores. Decidí
no ir, en esas condiciones, a la reunión. “Tendré que autocriticarme” atiné a decirme.
Al otro día fui a la Universidad. Allá en el patio del
local nuevo estaba leyendo un libro de J. C. Mariátegui la compañera Augusta.
Me saludó, muy seria, y me invitó a pasar a un aula vacía. Y luego comenzó una
durísima crítica, muy de Partido. Me autocritiqué casi temblando de emoción
comunista. Ella, me convocó a otra reunión en el siguiente día.
Fui muy temprano y con una autocrítica escrita en la
mano. El Presidente Gonzalo estuvo muy
bien enterado. Le entregué mi autocrítica escrita a él. Me la recibió. “Ya,
está bien”, me dijo. “Y saque usted una buena lección, c.”.
III
Por los años 1966 a 1967, estuve en otros lugares del
norte del país. Y tuve sólo noticias del trabajo partidario. Al regresar (año
1968) empecé a cumplir algunas tareas en
Lima. También asistir a las reuniones del Partido (con su principal expositor
el Presidente Gonzalo). Él nos preparaba a los cc. para generar cuadros. Por
supuesto estuvimos presentes en muchas reuniones. También, en algunas de esas reuniones
se hacía presente la c. Norah. En 1969, al darse el golpe militar se conformó
un gobierno militar con el general Velasco Alvarado a la cabeza de una junta
militar que se autonominara “Gobierno Revolucionario del General Velasco
Alvarado”. En medio de esa situación en cuanto a medidas de control que
instauró el nuevo gobierno nos reunimos en las células. En una de ellas con el
Dr. Abimael Guzmán Reinoso, uno de los camaradas expresó su opinión en cuanto
que ese gobierno sí era verdaderamente revolucionario: “Es lo que esperábamos”,
agregó. Se dio una lucha muy dura por cuanto que los militares habían
instaurado un gobierno fascista antipopular y contrarrevolucionario. Y, en otra
oportunidad, en una reunión más amplia de cuadros vi combatir muy duramente al
“gobierno fascista que no tiene nada de revolucionario y es antipopular…” a la
c. Norah. Por supuesto, sus gestos y manos golpeaban con mucha dureza contra
quienes habían expresado tal opinión “política”. Me impresionó, una vez más, su
cólera y sus gestos muy duros que no había conocido antes en la joven dirigente
del PCP. Sus justos razonamientos eran expresados con tal precisión y cólera
comunista, que hacía agachar la cabeza a quienes habían manifestado y dado a
entender que la Junta Militar fascista tenía un ápice de revolucionario. Más
aún si alguno de ellos en vez de autocriticarse dejaban duda con sus intervenciones
a medias tintas. Así, la c. Norah nos hacía ver la precisa y correcta formación
comunista que nos enseña el Presidente Gonzalo, Jefatura del PCP y la Revolución.
IV
Entre 1977 y 1979 me desplacé al Cuzco por disposición
justa y correcta del Partido. El proceso
del trabajo político apuntaba a movilizar a las masas campesinas de aquella
zona. También organizar a las masas, principalmente, a las masas pobres de los
barrios y barriadas que rodeaban a la ciudad cuzqueña, histórica desde siglos y
siglos, en la historia del Perú. En 1978 —según mi dubitativa memoria— llegó la
c. Norah. Era la disposición del Partido que el CC también debe desplazar a sus
miembros para evaluar el trabajo político de los camaradas desplazados
anteriormente. Fue así que llegó la c. Norah y convocó a cuadros y miembros del
Partido. Nos reunió durante varios días, en diferentes horas del día y la
noche. Los cc. encargados de la marcha del trabajo político, estábamos alojados
en un ambiente de una casa situada al borde de la ciudad central en un barrio
pobre.
La c. Norah se despertaba muy temprano de cada día. Y
preparaba la reunión con los documentos partidarios correspondientes. Pero,
luego caminaba de un lado a otro de la habitación. En esa marcha, la c. no
leía; más bien caminaba pisando fuerte cada paso y movía, simultáneamente,
brazos y puños como si estuviera martillando las ideas que pronunciaba apenas
en sus labios.
La lucha era bastante dura.
Nos hizo ver el error que habíamos cometido: “Ustedes
están buscando masas en las punas desoladas, apenas pobladas. Y las masas
campesinas están, numerosamente en los valles, en las narices de ustedes. ¿No
las han visto?” Y, al mismo tiempo taconeaba. Como se dice recibimos una marza.
Y nos mirábamos entre nosotros, como buscando los ojos para cerciorarnos de
quién era la responsabilidad. Efectivamente, habíamos estado ascendiendo a las
pampas deshabitadas de las punas en camino hacia el Cañón del Pato. También,
por las alturas de Quillabamba, en la desolada puna donde el frío viento
silbaba con las pajas de tal puna, donde no había campesinos. Nos hizo ver que
las masas estaban, por ejemplo, en las tierras donde Túpac Amaru actuó y armó
su revolución.
Agachamos la cabeza. Nos miramos como buscando en los
ojos de cada uno de nosotros y nos autocriticamos. No bastó una vez. La c.
Norah nos exigió estar bien conscientes del tremendo error que habíamos
cometido, más, “sacando pecho por haber ascendido a las punas desoladas”.
Perdiendo el tiempo, retrasando la Revolución…
Al final de las varias reuniones, celebramos el éxito de
la lucha y, sobre todo, lo correcto que nos trajo y nos dejó la c. Norah. Se
fue a su base, fuimos dos a despedirla. Casi llorando de emoción comunista… Y
nos dijo: “Cualquier momento puedo volver”.
V
Estando en Cuzco, supimos que la c. Norah había sido
desplazada por el Partido a las zonas de Andahuaylas. Allí estaba dándonos
ejemplo de cómo se recorre y se recorre para hacer trabajo político y movilizar
a los campesinos pobres de las más altas y alejadas aldeas y comunidades
abandonadas por las “autoridades” de los gobiernos del “Estado peruano”.
Y cuando volvimos a Lima fuimos informados,
oficialmente, por los cuadros que asistían a las reuniones centrales que la c.
Norah no estaba por el sur, sino que estaba recorriendo Junín, Cerro de Pasco y
otros zonales del Perú.
Y un año después fuimos informados de la lucha, en el
Centro del Partido, y cómo el Presidente Gonzalo y la c. Norah, junto a la
izquierda bregaron en la aprobación (1978) de la Reconstitución del Partido en
medio del 50º Aniversario del PCP. Y después, en 1979, en la aprobación del
acuerdo central: Iniciar la guerra popular. Fue en esa circunstancia de la
lucha en que dos tercios corrieron y se fueron. Presidente Gonzalo y c. Norah,
aprobaron con el tercio de miembros del CC el acuerdo decisivo de la historia
del Perú.
Volviendo a Lima, ya con el Inicio de la guerra popular,
fuimos ubicados, como es necesario, en lugares pertinentes, para desenvolver el
trabajo partidario. Quienes trabajábamos en Lima, asistíamos a reuniones con el
Presidente Gonzalo y las camaradas Norah y Míriam.
También en esas amplias reuniones, la lucha era fuerte.
Y varios camaradas de base, no cumplieron con cumplir la responsabilidad del
trabajo político y de guerra popular. Y se fueron. Otros, inclusive, se iban al
extranjero. Así, la derecha temblaba de temor y también por no soportar la
lucha de la izquierda en el Centro del Partido y en la base donde había sido
nominada.
El Partido siguió, como corresponde, adelante. Ese era,
y es, el ejemplo del Presidente Gonzalo, la c. Norah y c. Míriam. Con ese
altísimo ejemplo, dispusimos al Partido nuestra vida y nuestra responsabilidad
de dar la vida por el Partido y la Revolución.
La guerra popular estaba encendida y crecía en el país
con altas y bajas, pero siempre con el ejemplo de los Dirigentes Centrales del
Partido. Y en ese proceso se nos hizo saber que la c. Norah estaba enferma.
Pero ella seguía en la brega diaria por el Partido y la Revolución y en la
lucha interna contra la derecha y sus reflujos. Seguía con ese pundonor y forma
de criticar a quienes mostraban bajas en su trabajo político y, también,
aliento de comunista con los de izquierda.
VI
En 1988, la dirigente correspondiente con quien cumplía
los trabajos propios del trabajo partidario, me dijo: “Camarada, hemos sido
urgentemente convocados. Así que vamos”. En su semblante y en su voz, capté el
sentimiento con que me hablaba. Y cuando íbamos a llegar, me exhortó: “Tenga
fuerza, camarada: la camarada Norah ha muerto”. Fue un golpe de sentimiento y
dolor en el corazón y sentimientos de comunista. Me puse a razonar para no
llorar: “Es expresión de la contradicción entre la vida y la muerte”. Cuando
llegamos y entramos a la habitación central vi al Presidente Gonzalo muy
adolorido y casi lloroso, nos dijo: “Nos ha dejado la camarada Norah.” Nada
más. En mí, nuevamente, el dolor sentimental fue mayor. Pero al abrazar al
Presidente Gonzalo y demás camaradas, sentí ese dolor propio de los comunistas
hasta siempre.
Pero el sentimiento camaraderil actuó dentro de mí y
seguí pensando: La conocí cuando ella era muy joven, la vi sonriendo y riendo
en la Plaza Sucre de Huamanga; la vi cuando ya estaba en la lucha por defender
al Partido en Ayacucho. Y, luego, vi en mi razonamiento y sentimiento cómo
hacía la lucha, en los 70, en la conformación de los organismos generados de
Intelectuales, el femenino popular…
Y también ya en medio
de la guerra popular cuando entraba yo al ambiente en que pasaba por seguridad
los días y noches me recibía con mucho cariño y me hacía bromas: ¿Qué haces
aquí… anda, haz lo que sabes de arte…” Y el Presidente se reía, muy afable, y
ejemplar… Teniendo en cuenta el odio de la reacción contra el Partido y, muy
particularmente, contra los dirigentes, solo los camaradas encargados (muy
pocos) sabían dónde enterrarían a la c. Norah.
VII
Al cabo de un buen tiempo transcurrido y en medio del
creciente proceso de la guerra popular se me dio la tarea de recoger plantas
tiernas de retama para que crezcan y adornen con sus flores muy tiernas y
amarillas muy alegres y vivientes que “tanto gustaba a la c. Norah”. Fue así
que tuve que recorrer los valles de los ríos que rodean Lima; encontré las
plantas, aún tiernas, que deberían florecer, risueñas y de amarillo alegre en
la tumba de la c. Norah. Con mucho sentimiento y cariño comunista entregué a
quien las pondría sobre la tumba de la que fue la cariñosa y luchadora
implacable: c. Norah.
29 de agosto del 2015
Militante del PCP
TESTIMONIO 2
Estudiaba
en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el Programa de Economía
cuando me vinculé como simpatizante al Frente Estudiantil Revolucionario cuyo
lema era “¡Por el Luminoso Sendero de José Carlos Mariátegui!”. Era comienzos
de diciembre de 1975 y tuve la oportunidad de tener en mis manos el documento
“¡RETOMEMOS A MARIÁTEGUI Y RECONSTITUYAMOS SU PARTIDO!”. Fue el primer
documento del Partido Comunista del Perú que recibía y grande su repercusión,
pues me llevó a tomar la decisión de incorporarme de lleno a la lucha
revolucionaria, a las filas del PCP. Antes desconocía de la lucha interna que
se libraba en el PCP, los compañeros que me abordaban sólo me daban algunos folletos
del FER, y me decían que este estaba dirigido por la vanguardia del
proletariado.
En
noviembre de 1975 se había llevado adelante el V Pleno del Comité Central del
PCP en el cual se sancionó ¡IMPULSAR LA RECONSTITUCIÓN! El V Pleno del Comité
Central marcó no sólo el desarrollo de la línea proletaria, sino igualmente el
término de la lucha contra el liquidacionismo de “izquierda”. El FER ¡Por el luminoso
sendero de Mariátegui! fue asimismo arena de contienda entre la línea
liquidacionista de “izquierda” y la línea proletaria de la fracción encabezada
por el Presidente Gonzalo y camarada Norah. Así un gran salto en el desarrollo
del FER y los feristas fue, bajo dirección del PCP, salir de los claustros y
campus universitario para ir a las fábricas y barriadas, donde el proletariado
y las masas populares en su lucha cotidiana, los forjaron y templaron más con
su ejemplo. En ese contexto de aplicación del plan de ¡IMPULSAR LA
RECONSTITUCIÓN! me incorporé como activista al trabajo partidario de la zona
norte de Lima Metropolitana y voy a conocer a la compañera Augusta La Torre
Carrasco.
A
fines de abril de 1976, se me invitó a participar a una reunión en la Zona
Norte, en el local de la academia. Cuando ingresé al local habían 30
compañeros, entre ellos la compañera Augusta, quien estuvo a cargo de dirigir
la reunión. Se trató sobre Situación Internacional, Nacional y del Partido. Es
dentro de ese marco que nos planteó que el objetivo para el cual se nos había
convocado era para llevar adelante una campaña de propaganda y agitación masiva
con volanteo para el segundo domingo de mayo en diversos puntos de la Zona
Norte. Debíamos llegar a las masas más pobres y la movilización política había
que hacerlo con el contenido del volante: “A las madres del pueblo combatientes
ignoradas”. Contenido que después supe había sido redactado por nuestro querido
y respetado Presidente Gonzalo. Asimismo, nos recalcó una cuestión muy
importante: bregar por concretar reuniones con las madres del pueblo de cada
lugar, donde ellas deberían participar con expresión de agravios. Luego de
terminada la reunión nos deseó muchos éxitos.
Pasamos
a cumplir la acción con gran disposición de todos los participantes en la
campaña de propaganda y agitación, producto de la alta cohesión ideológica
alcanzada con la camarada Norah, quien con su ejemplo nos enseñaba a aplicar en
todo momento la línea proletaria marxista-leninista-maoísta, pensamiento
gonzalo (como diríamos ahora). A nosotros, que en total éramos diez, entre
compañeras y compañeros, nos tocó hacer el volanteo casa por casa en la zona de
la Balanza del distrito de Comas, kilómetro once. Previamente nos concentramos
a partir de las diez de la mañana en la canchita de fulbito, al costado del
reservorio de agua de la Balanza. Estábamos bajo responsabilidad de una
compañera, quedando reunir a las masas, principalmente madres del pueblo, a las
cuatro de la tarde, en la canchita de fulbito. Nos dividimos en cinco grupos de
dos. A las diez y treinta de la mañana nos desplazamos a volantear casa por
casa. Las madres del pueblo nos recibían muy bien, escuchaban muy atentas la
movilización política que hacíamos y saludaban que era la primera vez que
venían casa por casa a hablar con ellas. Además nos invitaban a almorzar con
mucho cariño, lo que nos removió profundamente. Llegado las cuatro de la tarde,
producto del trabajo de masas efectuado, habíamos concentrados alrededor de
cincuenta personas, principalmente madres del pueblo.
La
reunión con las masas empezó a las cuatro de la tarde y fue dirigida por la
compañera responsable, quien cogió el contenido del volante para su
intervención. La exposición de la compañera fue buena y aplaudida por las
masas. Luego se invitó a que participaran las madres presentes, si mal no
recuerdo intervinieron dos o tres haciendo expresión de agravios. Dicha reunión
duró un poco más de una hora y terminó con aplausos fuertes de todas las
concurrentes.
En
la evaluación de esta tarea se concluyó que fue un rotundo éxito por la
cantidad de masas movilizadas bajo la dirección del PCP. Y, lo que es
principal, cuando se evaluó a nivel de Lima Metropolitana se destacó de como en
un solo día con motivo de la celebración del día de la madre se difundieron
setenta mil volantes: “¡A LAS MADRES DEL PUEBLO COMBATIENTES IGNORADAS!”,
significando un salto en el trabajo de propaganda y agitación del Partido y por
las masas que reunió en diferentes zonas de la capital.
Hasta
abril de 1976 conocí a muchos compañeras y compañeros pertenecientes al
Partido, pero cuando conocí a la camarada Norah quedó marcado en mí que ella
descollaba muy por encima de todos ellos, en todos los planos, principalmente a
nivel ideológico-político, así como su capacidad de organizadora del trabajo
del Partido. Cuando movilizaba ideológica y políticamente sabía llegar a las
fibras más profundas del alma, llegaba a infundir en nosotros la convicción profunda
de cumplir cabalmente las tareas establecidas por el Partido.
Después
del volanteo hecho por el Día de la Madre se nos convocó para realizar otro,
esta vez la dirección del Partido a nivel de la Zona Norte nos estableció
hacerlo en ómnibus y microbuses que transitaban por la avenida Túpac Amaru e ir
también a mercados.
El
contingente de activistas en un número mayor de treinta se concentró nuevamente
en la Academia. La camarada Norah, que siempre llegaba temprano, también estuvo
en esa oportunidad e hizo la movilización política respectiva. Se hizo la distribución
por grupos de dos del contingente, en total fueron dieciséis. Dicha campaña de
propaganda y agitación se desenvolvía simultáneamente en toda Lima
Metropolitana. Del contenido del volante no lo recuerdo. La campaña se cumplió
con creces, siendo bien recibido por las masas.
De
esa oportunidad, recuerdo como si fuera ayer una escena muy bonita y
conmovedora, los activistas iban entrando al local de la Academia y en eso
llega una compañera con su bebé de más o menos tres meses. La camarada Norah la
saludó con bastante cariño y un fuerte abrazo, luego cargó al bebé con mucha
ternura delante de todos los compañeros. Aquí vale traer a colación lo que el
Presidente Gonzalo nos ha enseñado siempre: ¡LOS HIJOS DE LAS MASAS SON COMO SI
FUERAN NUESTROS HIJOS! La compañera le manifestó a la compañera Augusta que
ella había venido a participar en el volanteo que impulsaba el Partido, por
invitación de un compañero que la había abordado. La compañera Augusta la
escuchó muy atentamente y con mucho aprecio le respondió que sí, y le dijo a la
compañera que estaba a su costado, que mientras la compañera Bertha va a
cumplir con la tarea, se quedara cuidando al bebé. La compañera aludida se
sonrió, para luego dar su asentimiento.
La
madre del bebé salió junto a un compañero a la tarea. Se demoraron
aproximadamente unas tres horas en repartirlos. Concluida ella, regresaron, la
compañera estaba muy contenta por ser la primera vez que participaba en una
tarea de propaganda y agitación. La compañera Augusta felicitó a la compañera,
así como al resto de compañeras y compañeros. Todos sentimos una gran alegría
de la integración de las masas, principalmente más pobres, porque como bien
sabemos la pobreza impulsa el anhelo de cambio, de acción, de revolución.
En
la compañera Augusta destacaba su cariño infinito a las masas, expresado
certeramente en palabras de la camarada Miriam, lo mejor de la organización y
su perspectiva: “Y su otra peculiaridad era esa facilidad de llegar al alma de
las masas campesinas… pero no sólo lograba esa cercanía con las masas pobres,
lo lograba con los camaradas, tenía como dicen ahora mucha empatía, era
sociable, simpática como si adivinara las furias y penas que el alma oculta.”
Han
pasado 39 años desde que conocí a la camarada Norah, quien fue enviada por el
Partido por abril de 1976 a la Zona Norte para construir Partido. Fue así que
en heroica brega de entrega total y desinterés absoluto sirvió a ello y en
perspectiva a la formación del Comité Metropolitano que se inició en agosto de
1977; Metropolitano que resolvió el problema de la forma orgánica de la capital
y sirvió como piloto para la organización partidaria en las ciudades, según
estableciera el Plan Nacional de Construcción establecido justa y correctamente
por el Presidente Gonzalo.
Otra
ocasión en que tuve la inmensa alegría de verme con la camarada Norah fue en
diciembre de 1978. Ella vino para participar en la celebración del 85
aniversario del nacimiento del Presidente Mao Tsetung que iba a llevar adelante
la base del Partido de la Zona Norte. Fue en casa de la compañera Bertha, en la
urbanización La Pascana – Distrito de Comas. Llegó temprano, encontrándome a mí
y a otro compañero. Grande fue mi sorpresa al encontrarme de nuevo, la saludé
con un efusivo abrazo. Ella de inmediato me reconoció y nos hizo llegar los
saludos de la dirección del Partido y el motivo de su presencia. Había sido
enviada para exponer el Informe Central en la Sesión Solemne por el Aniversario
del Presidente Mao.
Nosotros,
le expresamos nuestro pleno acuerdo por lo dispuesto por el Partido y saludamos
su presencia en esta base del Partido. Luego pasamos a informarle con respecto
a la Sesión Solemne, que se debería iniciar a las siete de la noche, que los
siete militantes que faltaban iban a llegar a las seis y treinta de la tarde de
uno en uno. Le dijimos que faltaba confeccionar la bandera roja con la hoz y el
martillo así como arreglar el local. La camarada Norah nos escuchó atentamente
y luego junto a nosotros ayudó a confeccionar la bandera, así como a arreglar
el local. Hecho que quedó por siempre grabado en mi mente, destacando cómo una
dirigente del PCP participaba junto a nosotros con mucha alegría, desbordando
optimismo histórico. Pude apreciar también que era sencilla, sabía ganarse el
cariño de los militantes, de las masas, era un ejemplo vivo de lo que era ser
dirigente del PCP forjada a imagen y semejanza del Presidente Gonzalo.
Terminada
dichas tareas, la camarada empezó a elaborar el Esquema de la Sesión Solemne
por el 85 aniversario del Presidente Mao Tsetung, creo que fue así: 1)
Apertura, 2) Himno La Internacional (no se cantaba, se ponía una grabación), 3)
lectura del Poema del Presidente Mao Tsetung Retorno a las montañas Chingkang, 4) Informe Central, 5) Himno La Internacional, 6) Brindis. Terminada
la sesión solemne vino la cena de camaradería.
Mientras
tanto, los militantes de una base del Partido empezaron a llegar al local uno
por uno, el último llegó a las seis y cincuenta de la noche. La camarada saludó
efusivamente a cada uno, expresando una sonrisa. En conversación con ella, una
de las cosas que destacó fue el crecimiento del Partido. Cuando ella vino por
abril de 1976 no había ningún militante y ahora se encontraba con nuevo
militantes producto del trabajo del Partido.
A
las siete de la noche se dio inicio a la Sesión Solemne. La exposición de la
camarada Norah, que duró aproximadamente cuarenta y cinco minutos, fue muy
buena. Lo hizo en base a un esquema que en su intervención iba desarrollándolo.
Le ponía pasión, firmeza. Para nosotros fue una experiencia bien aleccionadora
porque veíamos un ejemplo a seguir, y estuvimos muy atentos a lo que exponía.
En
síntesis, la exposición hecha por camarada Norah cumplió con creces con su
objetivo en cuanto a tener mayor comprensión de la extraordinaria obra del
Presidente Mao Tsetung, fundador y guía luminoso del Partido Comunista de
China, sabio e indesmayable líder de la revolución china y gran maestro del
proletariado internacional, de los pueblos oprimidos y de la revolución
mundial; el continuador magistral de los grandes maestros de la clase obrera
internacional, el glorioso militante comunista que ha desarrollado a Marx y
Lenin, el hombre extraordinario cuya vida latió hasta su fin con la luz
imperecedera del marxismo, con la creadora fuerza omnipotente de las masas y el
espíritu de servir al pueblo.
Terminada
la Sesión Solemne se hicieron los brindis respectivos, la camarada Norah hizo
el primero. Vino la cena de camaradería y finalmente la camarada Norah pasó a
despedirse de nosotros, deseándonos muchos éxitos.
En
noviembre de 1979 se llevó adelante la I Conferencia Nacional Ampliada, donde
tuve la oportunidad de verme de nuevo con la camarada Norah. Conferencia que
constituyó un hito histórico en la vida del Partido, piedra miliar donde se
establecieron bases políticas, camino a seguir. Se sancionó el programa del
Partido, la línea política general de la revolución peruana y los Estatutos
partidarios, se resuelven problemas de estrategia política referentes a la
violencia revolucionaria, la guerra popular y Partido, Ejército y Frente Único
y se asumió: “¡Forjar en los hechos la I Compañía!” Asimismo, fue reconocido
como Jefatura del Partido y la revolución el Presidente Gonzalo (en ese
entonces se le conocía como camarada Gonzalo).
Asistieron
más de cuarenta, entre ellos estaban los miembros del Comité Central y cuadros
invitados a dicho evento. El 2 de diciembre de 1979 por la tarde se suspende la
reunión, el Comité Permanente encabezado por el Presidente Gonzalo se retira de
la sala donde estaban reunidos a otro ambiente para tratar lo concerniente al
término de la Conferencia.
En
mayo de 1988 en la Escuela Nacional de Dirigente y Cuadros, la camarada Míriam
contó que la camarada Norah, viendo que faltaban pocas horas para que termine el
día, establece un plan consistente en prolongar la duración de la reunión del
Comité Permanente para que coincida el día de la fundación del Ejército
Guerrillero Popular con el aniversario del nacimiento del Presidente Gonzalo,
el 3 de diciembre. La camarada Norah sonreía mientras se contaba esta anécdota
y por la expresión, algo sorprendida, no lo esperaba. Advertí, por el tono de
su voz, que la camarada Míriam lo hacía con profunda emoción revolucionaria,
con gran estima personal a la camarada Norah. Como lo podemos ver una vez más
en la Entrevista que le hace el 2006 EFE:
“La segunda amiga que me acercó al PCP fue Augusta, una bella y joven
señora ayacuchana cuya formación marxista era tan profunda como la literaria,
había sido formada en la alta Escuela Política del marxismo; en China
socialista por el PCCh dirigido por el Presidente Mao. (…). Sencilla y sabia,
se entregaba entera, como escribí ‘Ella era el espejo del alma de las mujeres
del Partido…’ y, buenas amigas, conversábamos de todo, hasta de lo más difícil,
como camaradas casi siempre apoyaba sus matices de izquierda, era mi ejemplo de
mujer primero, luego de comunista, después de dirigente. Yo me he formado como
comunista en el Perú y en Europa, pero de quienes aprendí directamente fue de
Abimael Guzmán un marxista ortodoxo que se mantenía firme en los principios y
flexible en la aplicación, un marxista-leninista-maoísta, que aplicó la
concepción a las condiciones concretas de la sociedad peruana y devino jefe del
Partido y la revolución; y de Augusta La Torre, camarada Norah, repito, la más
grande heroína del Partido y la revolución…”
La
camarada Míriam dijo que para cumplir su objetivo la camarada Norah comienza a
hacer intervenciones largas y preguntas en la reunión del Comité Permanente dirigido
por el Presidente Gonzalo. Que el Presidente frente a las preguntas de la
camarada, lo que hacía era responderlas. Luego intervenía de nuevo la camarada
con otras preguntas y así se iba pasando el tiempo, hasta llegar minutos antes
de las doce. El Presidente Gonzalo viendo que ya no había más intervenciones
terminó la reunión del Comité Permanente.
Todos
los asistentes a la reunión de camaradería, en 1988, escuchábamos a la camarada
Míriam muy atentos, y cuando terminó expresamos una gran alegría, nuestra más
profunda admiración por la sagacidad e iniciativa de la camarada Norah para la
coincidencia histórica de la fundación del Ejército Guerrillero Popular con el
aniversario del nacimiento del Presidente Gonzalo el 3 de diciembre. Y la
camarada Norah sólo atinó a sonreír, se le veía sumamente alegre y muy
contenta. En esos momentos se me vino a la mente cuando estábamos a la espera
que ingrese el Comité Permanente, como militante de filas, que jamás se me
cruzó en la mente el por qué de la demora, muy por el contrario para mí era
normal.
Una
vez terminada la reunión del Comité Permanente, el Presidente Gonzalo, camarada
Norah y camarada Míriam ingresan a la Sala de reunión, siendo recibidos con
gran júbilo revolucionario por todos los participantes en la I Conferencia
Nacional Ampliada, y se hacen vivas:
¡Viva el camarada Gonzalo,
Jefatura del Partido y la revolución!
¡Larga vida al camarada Gonzalo!
¡Tres hurras al camarada Gonzalo!
También
hubo otras consignas que no recuerdo. Algunos camaradas lanzaron pica pica
cuando el Presidente Gonzalo ingresó. Después del recibimiento tan emocionante,
vino el saludo y abrazo al Presidente Gonzalo empezando por camarada Norah.
Luego
vino el discurso histórico hecho por el Presidente Gonzalo Sobre tres capítulos de nuestra historia, donde en la parte final
señala y afirma como Jefatura del Partido y la revolución su compromiso:
Hoy hemos tomado una decisión, es histórica; hemos expresado, puño en
alto, dar la vida; cuando puestos de pie y puño en alto hemos expresado
entregar nuestras vidas, en ese momento ha comenzado a abrirse la aurora.
Yo también prometo
como ustedes, pienso igual: bajo las banderas del marxismo-leninismo-pensamiento
maotsetung, ante la efigie de nuestro fundador, ante la línea del Partido y las
invictas banderas de nuestro Partido: Yo también brego y pugno por derribar los
muros de este orden, yo también soy un combatiente de la Primera Compañía de la
Primera División del Ejército Popular. Solamente tengo una aspiración, como vosotros:
servir a mi pueblo, apoyarme en las masas que es nuestro sustento y bregar por
el internacionalismo proletario. En el MCI tenemos una solo bandera: Marx la
puso a flamear, Lenin siguió y Mao la llevó más alto, es y será la luz que
nunca será arriada. Nos hemos puesto de pie y cumpliré aquello que tengo que
cumplir. Lo que a mí me importa es cumplir bien mi jornada; los comunistas no
esperamos nada, sólo servir al comunismo; y, mi decisión es la vuestra. Yo
también seré simple combatiente de la lª Compañía; haré aquello que haya que
hacer, haré aquello que deba, no espero nada, salvo una cosa: servir al
comunismo, esto también es un compromiso: mi decisión es vuestra y la vuestra
es mía, porque somos una unidad. Ha comenzado el derrumbamiento de los muros y
comienza a desplegarse la aurora.
Por
último todos los participantes equivalentes al número de hombres de una
compañía y de la I Conferencia Nacional Ampliada asumen la siguiente decisión
establecida por el Presidente Gonzalo:
“¡Forjar en los hechos la I Compañía! Florezca la violencia concretada
en iniciar y desarrollar la lucha armada; abramos con plomo y ofrendemos
nuestra sangre para escribir el nuevo capítulo de la historia del Partido y
nuestro pueblo y forjemos en los hechos la I Compañía. Perú 3 de diciembre de
1979”
Luego
de ello el Presidente Gonzalo hace entrega de una gorra de color verde olivo y
de una estrella que representa al Ejército Guerrillero Popular, a cada
participante de la I Conferencia Nacional Ampliada.
29 de agosto del 2015
Militante del PCP
PRESENCIA IMBORRABLE
Conocí
a la camarada Norah en Lima, 1976, posiblemente en abril, en una reunión de la
Zona Norte. Ella dirigía la reunión; lamentablemente no recuerdo lo que trató
en dicha oportunidad. Sabía que era la esposa del doctor Abimael Guzmán
Reinoso, por referencias de un familiar que estudió en la Universidad de San
Cristóbal de Huamanga, simpatizante del Frente Estudiantil Revolucionario cuyo
lema era ¡Por el luminoso sendero de José Carlos Mariátegui! En las reuniones
la llamábamos “compañera Augusta” o simplemente “compañera”. Años después
conocería que su nombre de militante era Norah.
El
trabajo zonal se había puesto en marcha derivado de la reorganización del
Comité del PCP (Partido Comunista del Perú) en Lima, estructurado como Comité
Metropolitano, a cuyo trabajo de masas concurrieron todos los organismos
generados para marchar como un solo torrente. Todo esto era parte de impulsar
la reconstitución del PCP.
Por
mi familiar, sabía que el “doctor” —así lo llamaba al doctor Abimael Guzmán— y
su esposa, Augusta La Torre, ya no radicaban en Ayacucho desde 1974. Con el
tiempo fui conociendo las circunstancias de este hecho y su importancia para el
futuro del PCP y la revolución.
En
noviembre de 1975 se había realizado el V Pleno del CC (Comité Central), guiado
por la consigna: ¡Retomar plenamente a Mariátegui e impulsar la reconstitución!
El PCP había sancionado la línea política general de Mariátegui y puesto las
bases para desarrollar su trabajo de
masas. Ya antes, en junio de 1975, el Partido había realizado una
campaña con el afiche de Mariátegui: su rostro de perfil y el texto:
“Mariátegui, 80 aniversario, PCP”, en rojo. Y en octubre del mismo año, el CC
del PCP publicó ¡Retomemos a Mariátegui y
reconstituyamos su Partido!, documento que a los activistas de la
universidad donde estudiaba nos remocionó profundamente, por su contenido y
porque después de varios años salía un documento firmado por el CC del Partido.
A
inicios de 1976, a los activistas nos invitaron a una exposición en un local de
La Cantuta, ubicado en la Avenida Salaverry. Fue un domingo a las nueve de la
mañana. Llegué minutos antes y el local ya estaba lleno. A la hora indicada un
compañero se puso al frente de los asistentes. Todos guardamos silencio.
Tendría unos cuarenta años, de contextura robusta, su pelo ligeramente ondulado
y peinado hacia atrás dejaba libre una frente amplia; usaba anteojos de carey y
guayabera. “Es el Tigre”, “Es el Doctor”, comentaron algunos compañeros en voz
bajita. Recién en ese momento supe que el expositor era el doctor Abimael
Guzmán. Lo aprecié con mayor detenimiento: su figura me impresionó grandemente.
Nos saludó, su sonrisa leve y voz clara. Vamos a exponer sobre el documento ¡Retomemos a Mariátegui y reconstituyamos su
Partido!, anunció, y pasó a exponer ampliamente. Hablaba en primera persona
plural, siempre, aunque era claro que eran sus posiciones, su pensamiento. Con
el tiempo descubrí que era su forma de exponer. Cuando concluyó, intervinieron
varios compañeros. El Doctor escuchaba con atención, y cuando se dirigía a los
asistentes no los tuteaba, lo cual resultó otra característica de su trato con
los compañeros y militantes. Visto a la distancia, supongo que camarada Norah
estuvo en esta reunión, pero estaba tan concentrado en escuchar al Presidente
Gonzalo e impresionado por sus cualidades que no presté mayor atención a
quienes estaban cerca de él.
En
el V Pleno había terminado la lucha contra el liquidacionismo de “izquierda”,
opuesto a los organismos generados y al desarrollo del trabajo de masas. Estos
organismos, concebidos como formas orgánicas para el trabajo abierto del
Partido, se habían desarrollado en lucha contra dicho liquidacionismo. Después
del V Pleno se reorganizó el trabajo partidario en Lima como Comité
Metropolitano, con marcha orgánica regular, estableciendo el trabajo zonal y la
directriz para el trabajo de masas en ciudad: trabajo fabril, principal y
trabajo barrial, base. De esta manera, los organismos generados pasaron a marchar
como un solo torrente, para canalizar las energías del conjunto
planificadamente, en función de impulsar la reconstitución del Partido, para
que la vanguardia organizada del proletariado esté en condiciones de cumplir su
misión histórica: tomar el Poder mediante la guerra popular para culminar la
revolución democrática, construir el socialismo y marchar al comunismo.
En
estas circunstancias, la camarada Norah había asumido la dirección de la Zona
Norte del Metro, como solíamos denominar al Comité Metropolitano.
En
vísperas del Primero de mayo de 1976, la Zona Norte se reunió en un local
frente a la Universidad Nacional de Ingeniería. Camarada Norah planteó la tarea
de volanteo por el Día del Proletariado Internacional, en las fábricas de la
zona. Dio las orientaciones para el volanteo, que sería con colecta. Se
formaron grupos. Tuve la suerte de estar en el grupo de la camarada Norah,
formado por seis compañeros activistas. Bajamos a la Ensambladora Chrysler, en
la Panamericana Norte, que contaba con omnibuses para el transporte de los
obreros. Llegamos minutos antes de la salida. La camarada Norah formó grupos de
dos para subir a cada ómnibus, y me designó para cumplir la tarea con ella.
Designación que me alegró; supuse que tomó esta decisión porque yo era el más
joven del grupo, contaba con veinte años. Me dio un paquete de volantes. Usted
repartirá y pedirá el apoyo económico, me indicó, sonriendo ligeramente. Sus
palabras y expresiones me dieron confianza y seguridad, era la primera vez que
volanteaba en fábricas. Los obreros empezaron a salir y subían a los omnibuses.
Cuando el vehículo estaba casi lleno, camarada Norah me indicó para subir. Ella
se paró a la altura del chofer y empezó a agitar sobre el papel del
proletariado en la revolución y el contenido del volante. Mientras hablaba, yo
repartía los volantes. “Una colaboración voluntaria para mantener la
propaganda”, les decía al momento de entregar el volante. Todos ponían unas
monedas en la bolsa plástica que sostenía junto con los volantes. Terminó la
movilización política y bajamos. Nos encontramos con los otros compañeros, que
también ya habían cumplido su tarea en los otros omnibuses. Los vehículos se
pusieron en marcha y nosotros caminamos hacia la fábrica Textil Lolas, en la
avenida Tomás Valle. Cuando empezaron a salir los obreros, en su mayoría
obreras, los abordábamos individualmente y les entregábamos un volante.
“Compañera, tenga este volante por el Día del Proletariado Internacional y su
papel en la revolución…”, le decía, y
explicaba algo del contenido del volante; finalmente le solicitaba su apoyo
económico. El abordaje era rápido, generalmente caminando, para abordar el
mayor número de obreros. Distribuimos todos los volantes, juntamos el dinero
recolectado y lo centralizamos.
A
los pocos días, en reunión de la Zona, previa al Día de la Madre, la camarada
Norah planteó la tarea de volanteo para el domingo: debíamos ir a las masas
profundas de barrios y barriadas llevando la política del Partido. Yo trabajaba
en el sector de Independencia, y con cuatro compañeros nos correspondió
volantear en Payet. Nos concentramos en la Urbanización Ingeniería a las ocho
de la mañana y tomamos la línea 50, un ómnibus viejo, azul, que nos llevó a
Payet. Nos distribuimos los volantes. Eran de papel periódico, tamaño oficio
doblado por la mitad, encabezado por: ¡A las madres combatientes del pueblo!
Empezamos por las casas de la parte más alta del cerro, de esteras, cartones y
triplay, sus techos de plástico y esteras; de ahí bajamos volanteando de casa en
casa. Tocamos la puerta; a quien salía le explicábamos el contenido del
volante, y le solicitábamos colaboración voluntaria para mantener la
propaganda… Como a las tres de la tarde se nos agotaron los volantes; juntamos
el dinero y el responsable del grupo lo llevó para centralizarlo e informar del
cumplimiento de la tarea. En el balance nos informaron que ese Día de la Madre
habíamos difundido setenta mil volantes en Lima.
Las
reuniones de la Zona se realizaban con frecuencia en una academia de la Urbanización
Ingeniería, empezaban a las seis de la tarde y terminaban entre las diez y once
de la noche. A esta hora, en la ruta a mi domicilio, en Jesús María, sólo había
transporte público hasta la Plaza Unión. Aquí tomaba el microbús de la línea
10, el moradito, que a esa hora recorría sólo de la Plaza Unión hasta el final
de la avenida Brasil. En un par de oportunidades coincidimos en el microbús con
la camarada Norah y conversamos; en verdad, me preguntaba y yo respondía;
oportunidades en las que le conté en qué provincia había nacido y del familiar
que me había hablado del Partido, de ella y del doctor Abimael Guzmán. Resultó
que ella conocía mi provincia y a mi familiar. Yo me bajaba en la cuadra veinte
de la avenida Brasil, y ella continuaba viaje.
Después
de algunas semanas, otro compañero asumió la responsabilidad de la Zona Norte,
tal vez en julio, por lo que dejamos de verla. Ya había organizado y puesto en
marcha la Zona, con sus sectores y subsectores, considerando el trabajo fabril
como principal y el barrial como base.
Un
tiempo después, quizá en setiembre, nos convocaron a los activistas de las
cinco zonas a una reunión en San Marcos, en un aula grande del Programa de
Economía. Asistimos más de ciento cincuenta. Fue motivo de alegría ver ahí a la
camarada Norah. Ella dirigió la reunión, sentada a una mesa, junto con los
responsables de las zonas, frente al contingente. De esta reunión, lo que quedó
grabada en mi memoria fue la pregunta que hizo: ¿Es necesario desarrollar el
pensamiento de Mariátegui? Me sorprendió la pregunta, porque no se me había
ocurrido, pues en ese tiempo nuestra posición estaba centrada en retomar a
Mariátegui, al marxista-leninista convicto y confeso, frente a las posiciones
como las de Vanguardia Revolucionaria, el Partido Comunista Revolucionario —los
que con el tiempo, junto con otros, formarían el Partido Unificado
Mariateguista— que pregonaban la “caducidad de Mariátegui”, que ya era pasado.
Sosteníamos la vigencia del pensamiento de Mariátegui, de la línea política general
establecida por él, pero sistematizada por el Partido. Después de escuchar la
pregunta, percibí cierto desconcierto en los activistas, inseguridad para
intervenir. Hasta que un compañero pidió la palabra. Mariátegui está vigente y
lo que corresponde es retomarlo, dijo sin mucha seguridad. Otro compañero pidió
la palabra: Hay que retomar a Mariátegui, pero es necesario desarrollarlo por
los cambios que se han dado en la sociedad, opinó, pero sin precisar cuáles
eran esos cambios. El carácter de la sociedad no ha cambiado, por tanto basta
con retomar a Mariátegui, intervino otro. El siguiente activista sostuvo que
había que desarrollar a Mariátegui. Camarada Norah y los compañeros de la mesa
escuchaban con atención las opiniones divergentes. Yo hacía lo mismo, y me
parecía correcta la idea de que era necesario desarrollar a Mariátegui porque
hubo cambios en la sociedad, pero no encontraba los argumentos para sostener
esta opinión. Por esto no me decidía a intervenir. Entonces, camarada Norah
tomó la palabra y fundamentó por qué era importante y necesario desarrollar a
Mariátegui. Recuerdo sólo las ideas fundamentales que expuso: el Partido ha
redescubierto a Mariátegui y defendido la vigencia de la línea política general
por él establecida, de las leyes generales de la revolución en el Perú; ahora
lo que corresponde es especificar estas leyes generales a una nueva
circunstancia nacional e internacional. En lo internacional, al pensamiento
maotsetung, que es la forma actual de ser marxista-leninista; que si bien en
Mariátegui se encuentran tesis similares a las del Presidente Mao, Mariátegui
no conoció los grandiosos desarrollos hechos por el pensamiento maotsetung. En
el país, Mariátegui no vivió el desarrollo del capitalismo burocrático, con las
implicancias de ser la tercera montaña contra la que combate la revolución. Por
tanto, la revolución exige reconstituir el Partido sobre la base del
marxismo-leninismo-pensamiento maotsetung, exige desarrollar el camino de
Mariátegui a la luz del marxismo-leninismo-pensamiento maotsetung. Mi mente
quedó despejado de brumas y convencido con los argumentos sostenidos por
camarada Norah. Intervinieron los responsables de las zonas sobre la base de lo
argumentado por ella. Las siguientes intervenciones de los activistas ya
expresaban cierta claridad y convencimiento en la necesidad de desarrollar a
Mariátegui. Así, con la intervención de camarada Norah, avanzamos en
cohesionarnos ideológica y políticamente, para servir mejor al Partido y la
revolución.
A
inicios de 1977, cuando bajaron el informe del VI Pleno del CC, de diciembre de
ese año, señalaba que en el evento se expresaron divergencias sobre “retomar a
Mariátegui y desarrollarlo”, y sostenía la importancia del desarrollo de
Mariátegui para la situación que se abría en el Partido: la Culminación de la
reconstitución del Partido. Entonces, estaba sumamente clara la importancia y
necesidad de desarrollar a Mariátegui. Lo que había tratado previamente la
camarada Norah con los activistas del Metro.
También
a inicios de 1977, los responsables de la Zona y de los sectores llevaban a las
reuniones, en algunas oportunidades, unos documentos del Partido, voluminosos,
de difusión restringida. De manera circunstancial conseguí ver la carátula con
el título y la tapa posterior con la hoz y el martillo; tenían textos y marco
rojo y azul; formato oficio, impreso a mimeógrafo. Los títulos eran: Documentos de la lucha interna, El marxismo
y la construcción, Construcción y lucha en la historia del Partido. Eran
documentos mucho más voluminosos que Bandera
Roja 45, el Órgano del CC del PCP, publicado en 1976 después de cinco años
del número anterior y remocionó profundamente al contingente. Deseaba leerlos,
o por lo menos hojearlos y conocer su contenido. Deseo acrecentado cuando el responsable
de la Zona leía algún fragmento en la reunión. Recién a fines de 1980 pude
saciar dicho anhelo. Documentos de la
lucha interna contenía una selección de escritos de la experiencia del
proletariado internacional, especialmente de China; El marxismo y la construcción, textos fundamentales del marxismo
sobre problemas de la construcción, en especial del Partido, principalmente del
trabajo secreto y el trabajo abierto; y Construcción
y lucha en la historia del Partido, en dos tomos, recopilación de documentos
partidarios importantes sobre construcción y lucha.
Recientemente,
en Memorias desde Némesis leí que el
Departamento de Propaganda fue el que elaboró la documentación mencionada,
Departamento dirigido por camarada Norah. Y precisa:
Más de seiscientas páginas de valiosos
materiales de estudio, a los que se sumó la aún más importante documentación
producto de la investigación de la lucha de clases en el país desde 1945 a 1976
sobre economía, política, cuestión campesina, lucha de masas (frente único) y
problema militar (éste incluía una relación de más de ciento cincuenta años de
enfrentamientos armados, desde la emancipación), además de la lucha
internacional de similar periodo, de 1945 a 1976.
Y,
a continuación, expresa el reconocimiento a la extraordinaria e importante
labor de camarada Norah en esos momentos:
Labor cumplida igualmente por el Departamento de Propaganda dirigido
por la camarada Norah, con el apoyo de las células de Lima; como también
apoyaban la impresión de Bandera Roja y demás publicaciones partidarias,
aplicando la línea de masas. Así, pues, la preparación del VII Pleno y la labor
de este Departamento, particularmente, abonaron a su éxito…
La
lucha armada se había iniciado el 17 de mayo de 1980, siguiendo el camino de
cercar las ciudades desde el campo. Si bien la guerra popular se desenvolvía en
la ciudad, como complemento necesario, el teatro principal era el campo.
Comprendiendo esta especificación de la guerra popular del Perú, pedí al
Partido mi desplazamiento al campo. Continué cumpliendo las tareas hasta que
fui convocado, junto con unos treinta compañeros del Metro para ser desplazados
al campo. Recibí con júbilo la noticia, y asistí a las reuniones previas. Era
el quinto desplazamiento. (El primero se realizó en 1977, para la aplicación
del Plan nacional de construcción.) En la primera reunión, las camaradas Nancy
y una cuyo seudónimo no recuerdo leyeron documentos del balance de agosto, de
las primeras acciones, demostrando el exitoso inicio de la lucha armada, siguiendo
el camino de cercar las ciudades desde el campo. En la segunda, la camarada
Míriam expuso sobre las primeras acciones del ILA, del inicio de la lucha
armada, centrada en la acción guerrillera de Ayrabamba, con la ayuda de mapas
que mostraban cómo se concentraron las fuerzas desde diversos puntos, cómo fue
la incursión a la hacienda de los Parodi y el levantamiento de cosecha, y cómo
fue la retirada y dispersión de los combatientes. La exposición demostró que la
acción más alta del inicio fue la acción guerrillera de Ayrabamba, del 10 de
julio de 1980, comprobando, contra quienes imputaban al plan de inicio de
“hoxhista” ¾de que el centro de las acciones era la ciudad y no el campo,
dejándose llevar por la prensa que ocultaba las acciones del campo¾, que el Partido había iniciado la
guerra de guerrillas y abierto el camino de cercar las ciudades desde el campo.
Para
la tercera y última reunión, pasamos por el punto de seguridad, donde nos
dieron la dirección y de dos en dos llegamos al local. Ya estábamos todos y
esperábamos en silencio. También estaban ahí dos camaradas del Metro, quienes
se desplazaban a una habitación contigua. De pie, camaradas, va a ingresar el
camarada Gonzalo, dijo una de ellas. Todos nos pusimos de pie. Ingresó el
camarada Gonzalo, seguido de las camaradas Norah y Míriam: los miembros del
Comité Permanente. Se sentaron a una mesa: camarada Gonzalo en el centro,
camarada Norah a su derecha y camarada Míriam a su izquierda. Luego, todos
tomamos asiento, en estricto silencio. La emoción me invadió al ver al jefe del
Partido y la revolución, lo mismo que a las camaradas, especialmente a la
camarada Norah, a quien veía después de tres años. Ella mantenía su contextura,
su rostro sereno, su larga y lacia cabellera amarrada; todo de una belleza
natural, sin un ápice de arreglo… El camarada Gonzalo (su designación como
Presidente del Partido fue a inicios de 1983) nos saludó y expuso en base al
libro El papel del individuo en la
historia, de Plejánov. La idea central que me quedó es que, para el
marxismo, las masas hacen la historia; pero este principio no niega que los
individuos cumplen su papel en la historia en la medida en que comprenden las
leyes de desarrollo de la sociedad y las aplican para hacerla avanzar, para que
la humanidad pase del reino de la necesidad al reino de la libertad. También
planteó sobre el ILA; dijo que se abrió lo nuevo: las acciones y los
destacamentos; y había que pasar a formar los pelotones en el campo y avanzar
hacia la guerra de guerrillas… Después de la exposición, todos tomamos posición
y planteamos las razones por las que habíamos pedido nuestro desplazamiento al
campo. Una vez que intervinimos, el camarada Gonzalo nos felicitó y nos deseó
éxitos. Sirvieron los alimentos y, mientras comimos, las camaradas comentaron
sobre algunas acciones y anécdotas del inicio de la lucha armada. Al final de
la reunión, camarada Gonzalo nos entregó a cada compañero un libro: Citas del Presidente Mao; en la primera
página llevaba escrita la consigna, ¡Hacia la guerra de guerrillas!, de su puño
y letra, la fecha y su firma. A continuación nos comunicaron a qué Comité
iríamos, y nos juntaron de acuerdo a nuestro destino. Los que iríamos a
Andahuaylas-Cangallo éramos cinco. Nos reunimos con el Comité Permanente;
camarada Gonzalo designó a una compañera como responsable del grupo, nos dio
las orientaciones para el viaje y el enlace en el campo, y nos precisó a cada
uno el lugar donde trabajaríamos en el Comité Zonal.
Ya
en el campo, por comentarios de los compañeros, me enteré que camarada Norah
era la responsable del Comité Zonal Andahuaylas-Cangallo, el zonal principal de
todo el Regional Principal; que ella había dirigido la acción guerrillera de
Ayrabamba, y detalles de la misma; hasta anécdotas de su trabajo en el Zonal;
también comentaron que venía asumiendo dicha responsabilidad desde 1978, y el
trabajo desenvuelto bajo su responsabilidad había sido calificado por el jefe
del Partido como ejemplo de preparación de la guerra popular. Así, la labor de
camarada Norah estaba ligada a diversos hechos históricos del Partido y la
revolución. También percibí el gran cariño que le tenía la militancia y las
masas que la habían conocido.
Tuve
problemas y regresé a Lima, donde me incorporé al trabajo. Pasaron los años y
la guerra popular se desarrollaba pujante y victoriosa. Formé familia y para
1984 tenía dos hijos, y trabajaba como ingeniero en una empresa.
En
1985 pedí mi desplazamiento al campo. El Partido aceptó, y volví al campo el
siguiente año.
A
inicios de agosto de 1987, el Comité Regional me envió a Lima como enlace con
la dirección del Partido. Llegué sin inconvenientes y me alojaron en un local
de seguridad. A los días me dijeron que me llevarían a otro local. Me llevaron
en automóvil; a la media hora llegó otro automóvil y subí al asiento posterior.
Recuéstese, me dijo el chofer. Me taparon con una manta, y el vehículo se puso
en movimiento. Cuando se detuvo, me dijeron que me levantara. Estaba en la
cochera de una casa; no se veía la calle. Me condujeron a una habitación del
segundo piso, donde había algunos camaradas. Nos saludamos y tomé asiento. Al
rato llegaron dos compañeros más, y continuamos esperando en silencio.
Camaradas, pónganse de pie, va a entrar el Presidente Gonzalo, anunció un
camarada. Una vez puestos de pie, entró el Presidente del Partido, seguido de
las camaradas Norah y Míriam. Tomaron asiento a nuestro frente, camarada Norah
a la derecha del Presidente y camarada Míriam a la izquierda. Presidente
Gonzalo había cambiado poco físicamente, sólo había ganado algo de peso; me
sorprendí porque, siendo el hombre más buscado por la reacción, no había
cambiado su apariencia. La expresión de camarada Norah era similar a la de
siete años atrás, pero había subido de peso. Reflexioné en las condiciones de
estricta clandestinidad en que vivían, sin mucho movimiento y en gran tensión,
preocupados por la marcha de todo el Partido y la guerra popular, con el
enemigo al acecho… Camarada Míriam no había cambiado físicamente… El Presidente
nos saludó a los enlaces de varios comités del Partido; comentó sobre diversos
temas, como de la situación desatada por el anuncio de la estatización de la
Banca por el gobierno aprista; también del desarrollo de la guerra popular. Era
una reunión de camaradería, el ambiente cálido. Teníamos el privilegio de estar
con la jefatura del Partido y la revolución, con la Dirección Central. El trato
franco y afectuoso del Presidente daba confianza para hablar, para responder a
sus preguntas y añadir una opinión. Soy el camarada A, vengo del Comité Regional…,
respondí cuando me preguntó por mi seudónimo. Ah, usted fue desplazado el año
pasado, me dijo, e hizo referencia al trabajo partidario que había cumplido
antes. ¡El Presidente estaba informado de todo y recordaba los detalles! Luego,
intervino camarada Norah. ¡Qué tal ruptura, camarada!, dijo, refiriéndose a lo
que había dejado para ir a combatir al campo. Mi sorpresa aumentó con el
conocimiento que tenía la camarada Norah de los militantes, incluido detalles…
A los pocos minutos, ella me pregunta: ¿Usted es familiar del camarada O? Sí,
camarada, soy su hermano, respondí, sobreponiéndome a una nueva sorpresa. Yo
sabía que mi hermano se había reunido con la Dirección Central a mediados de
1985, antes de su desplazamiento al campo. Allí fue detenido, trasladado a Lima
y recluido en el penal de Lurigancho, donde dio la vida en el genocidio del 19
de junio de 1986. El camarada O siempre estaba optimista, alegre y risueño. Un
buen camarada. En él tiene un buen ejemplo a seguir, me dijo, envolviéndome con
su mirada cálida. ¡La camarada Norah recordaba bien a mi hermano, tanto que me
reconoció por mi parecido físico con él! Me llenó de orgullo lo que dijo de mi
hermano, porque nos queríamos profundamente; y, sí, era un ejemplo a seguir, y
lo haría. Pero mis sorpresas no habían terminado aún. Pocos han pasado la
prueba que él ha pasado; pequeño, el camarada, pero bien templado, bien
endurecido, comentó el Presidente. Escuchándolo, recordaba con cariño al
camarada y su espíritu comunista, al hermano entrañable. En seguida comentó,
con dolor, sobre el genocidio perpetrado por el gobierno aprista encabezado por
García Pérez… Comentó de la intervención de Israel en la guerra
contrasubversiva, entrenando a las Fuerzas Armadas y Policiales con su
experiencia genocida contra el pueblo palestino; por lo que la guerra popular
debía golpear a Israel. Las camaradas Norah y Míriam comentaron sobre el tema,
incidiendo en cuidar de no afectar a la población civil. Ya entrada la noche,
Presidente Gonzalo anunció que se retiraban. Nos pusimos de pie, y se
despidieron de cada uno de los enlaces. ¡Cuídese, camarada, cuídese!, dijo
Presidente, mientras me abrazaba con fuerza. ¡Cuídese, camarada, y siga
avanzando, que tiene un buen ejemplo a seguir en el camarada O!, me dijo camarada
Norah al abrazarme, y luego me dio un beso en la frente, como una madre que se
despide del hijo, sin la seguridad de volver a encontrarse. Y era objetivo,
porque estábamos en guerra y la vida la llevábamos en la punta de los dedos.
Sí, camarada, así lo haré, respondí, vibrando de emoción. Finalmente, nos dimos
un abrazo de despedida con camarada Míriam. ¡Cuídese, camarada!, me dijo… Fue
una reunión muy emotiva e inolvidable, por las expresiones de camaradería,
principalmente del Presidente Gonzalo, que fortalecieron mi resolución de
seguir combatiendo en la guerra popular, bajo la dirección del Partido y su
jefatura, hasta el último aliento de vida.
Volví
a Lima como enlace en noviembre de 1987. Me llevaron a un local, cumpliendo las
normas de seguridad. Allí me encontré con algunos enlaces y dirigentes de
algunos Comités. Nos proporcionaron casetes grabados con la exposición del
Presidente Gonzalo: La Gran Revolución de
Octubre, comienzo de una nueva era; la transcribimos para llevarla a
nuestros comités. Al día siguiente llegaron más camaradas. En la tarde nos
reunieron en una sala, y esperamos sentados. Nos pusimos de pie cuando
anunciaron el ingreso de la Dirección Central. Ingresaron Presidente Gonzalo y
las camaradas Norah y Míriam, y tomaron asiento frente al contingente. Todos
sonreíamos felices al verlos. Presidente nos saludó a nombre de la Dirección
Central con el calor comunista de siempre; y nos comunicó que el documento Bases de discusión estaba listo;
debíamos llevarlo a nuestras bases y estudiarlo en el Comité de Dirección, como
preparación del Primer Congreso del Partido. La noticia del esperado documento
nos llenó de alegría. Ya era de noche cuando el Presidente y las camaradas
Norah y Míriam se retiraron. Todos nos fuimos a descansar a los cuartos que nos
asignaron. Al anochecer del día siguiente,
me despedí de Presidente Gonzalo y de las camaradas Norah y Míriam, con
el mismo calor y afecto y preocupación de oportunidades anteriores.
Regresé
al campo y me aboqué al cumplimiento de las tareas.
Sería
enero de 1989 cuando desenvolvíamos una reunión de la fuerza principal del
Ejército Guerrillero Popular en una base de apoyo. En un momento de la reunión
de camaradería me quedé con el secretario del Regional. Camarada, es necesario
que conozca un hecho muy doloroso para el Partido: la camarada Norah ha
fallecido, me dijo, con dolor y pesar. Me quedé helado, aturdido por la
infausta noticia; mi pecho se estrechaba con dolor y mis ojos se empañaron,
hasta que desbordaron mis lágrimas. ¡No puede ser! ¡No puede ser que haya
muerto!, dije, conmocionado por el dolor. ¡Cálmese, camarada, cálmese!, me
decía el secretario, conteniendo él mismo su dolor. Era consciente del gran
vacío que dejaba en el Partido la segunda dirigente del Partido, la compañera
del Presidente, integrante de la fracción roja desde su inicio… Asimilando el
dolor, continuamos con el trabajo, aplicando los planes del Partido.
Después
se publicó la Resolución de la Tercera Sesión del Congreso del PCP:
¡HONOR Y GLORIA A LA
CAMARADA NORAH!
El I Congreso rinde profundo homenaje a la camarada Norah, miembro de la
fracción roja y probada comunista, gran dirigente, ejemplo imperecedero de dar
la vida por el Partido, combatiente indesmayable marxista-leninista-maoísta,
pensamiento gonzalo y firme y siempre consecuente antirrevisionista. La más
grande heroína del Partido.
El Congreso la condecora con la Orden de la Hoz y el Martillo, la más
alta distinción partidaria y decide que en el futuro monumento de los héroes
del pueblo se la ubique en un lugar especial y de la mayor deferencia.
Perú, 29 de
junio de 1989
Resolución
que asume la militancia partidaria y la enarbola como bandera tremolante en la
lucha por el comunismo.
Finalmente,
qué mejor valoración puede haber que la del Presidente Gonzalo, quien, en In Memoriam de Norah, dice:
…Comprendemos, la clase, el
proletariado para llegar al comunismo ha de pagar el precio de su propia
extinción; y en los comunistas se cumple la misma ley. Bien sabemos, y tú, Norah,
por posición de clase, espíritu de partido, servir al pueblo y desinterés
absoluto, por tu devoción y entrega ilimitada en dar la vida por el Partido y
la revolución hasta la consunción final de toda energía, eres comunista cabal y
ejemplar.
Y es verdad incontrovertible, todo ser
humano solo es generación única e irrepetible de carne de materia
espacio-temporal modelada por la sociedad en la lucha de clases; y pese a lo
inconmensurable de tu ausencia, pensamos, sentimos con asombro agradecido,
inmensamente mayor el que hayas existido, vivido y luchado junto a nosotros.
La
camarada Norah vive y combate en nosotros, su presencia imborrable es grandioso
ejemplo comunista.
29 de agosto del 2015
Militante del PCP